Cierre del Blog

Los integrantes del grupo:

  • Laura Carrasco Moreno.
  • Marta Castillo Rodenas.
  • Laura González Olmo.
  • Rosa Gutierréz Ortega.
  • Ernesto Podio Sánchez.
  • Alejandra Tarruella Lorenzo.
  • Yolanda Yáñez López.
Hemos realizado las 9 Bibliografías,6 Cuestionarios y 4 prácticas.




Diferencias hepatitis A y C
En la A la transmisión es oral-fecal y en la C es parenteral.El periodo de incubación en la A es de 2-6 semanas y en la C, de 2 semanas-5 meses. Para la prevención de la hepatitis A, hay vacuna y para la hepatitis C no.

Cronología sindrome hepático

Hipertensión portal. Varices esofágicas. Edema periférico. Ascitis. Ictericia. Encefalia hepática. Síndrome hepatorrenal.



Tratamiento
Diverticulitis no crónica: deberá realizarse una dieta líquida y rica en fibra. También está permitido el uso de antibióticos para su tratamiento.
Diverticulitis crónica: requiere ingreso hospitalario, sueroterapia, administración de antibióticos y en ocasiones cirugía.

Gordo Martín Y, Durango Limárquez I. Enfermedades del Hígado I: Hepatitis. En: Rayón E. Manual de Enfermería médico-quirúrgica. Vol I. Madrid: Síntesis, 2001, p 453-470.


HEPATITIS: Es un término general para designar la inflamación del hígado caracterizada por la muerte difusa o parcial de las células hepáticas.
Hay numerosas causas que producen hepatitis, como por ejemplo fármacos, toxinas, y virus.
Las hepatitis pueden ser agudas y crónicas (éstas últimas se generan cuando el proceso inflamatorio se prolonga más de 6 meses)
Puede producirse la evolución de hepatitis crónica a enfermedad hepática grave. El agente causal de la hepatitis aguda más común es de naturaleza vírica.
HEPATITIS A
Es un tipo de hepatitis infecciosa o epidémica. Se trata de una infección del hígado general y autolimitada  producida por un virus de trasmisión "transmisión entérica". La trasmisión resulta asintomática u origina el síndrome de hepatitis aguda de importancia variable que puede llegar a hepatitis fulminante y de diversa duración sin que ocasione hepatitis crónica. El virus aparece en las heces durante la fase que se inicia de dos a seis semanas hasta la inoculación oral.
La trasmisión se produce de forma oral-fecal.
HEPATITIS B
La hepatitis B sigue siendo una de las principales afecciones no superadas a las que se enfrenta la humanidad. El VHB tiene un periodo de incubación de dos a seis semanas. Durante este tiempo se encuentra en el torrente circulatorio y pueden fijarse a receptores alterados de la membrana celular, lo que también puede ayudar al virus a penetrar en la célula.
Parece ser que las células hepáticas son destruidas no por el ataque vírico, sino por la respuesta inmune al ataque de las células T citotóxicas en las células hepáticas que presentan antígenos víricos en su superficie.
HEPATITIS C
Se observó que la hepatitis C no estaba provocada por el virus de la A o la B por eso se buscó el virus y se identificó el virus de la hepatitis C y por ello se la llamó también Hepatitis no A no B.   La trasmisión puede ser por dos vías: percutánea y sexual.
Las complicaciones son dos: VHC aguda (el periodo de incubación es de 15 días a 6 meses. El 70% de los casos son asintomáticos), VHC crónica (es una enfermedad de curso clínico silente. Muchas veces se diagnostica debido a la elevación de transaminasas en analíticas  rutinarias. Al ser crónica no tiene curación por lo que la vacunación no resulta efectiva.


Gordo Martín Y, Durango Limárquez I. Enfermedades del Hígado I: Hepatitis. En: Rayón E. Manual de Enfermería médico-quirúrgica. Vol I. Madrid: Síntesis, 2001, p 453-470.


HEPATITIS: Es un término general para designar la inflamación del hígado caracterizada por la muerte difusa o parcial de las células hepáticas.
Hay numerosas causas que producen hepatitis, como por ejemplo fármacos, toxinas, y virus.
Las hepatitis pueden ser agudas y crónicas (éstas últimas se generan cuando el proceso inflamatorio se prolonga más de 6 meses)
Puede producirse la evolución de hepatitis crónica a enfermedad hepática grave. El agente causal de la hepatitis aguda más común es de naturaleza vírica.
HEPATITIS A
Es un tipo de hepatitis infecciosa o epidémica. Se trata de una infección del hígado general y autolimitada  producida por un virus de trasmisión "transmisión entérica". La trasmisión resulta asintomática u origina el síndrome de hepatitis aguda de importancia variable que puede llegar a hepatitis fulminante y de diversa duración sin que ocasione hepatitis crónica. El virus aparece en las heces durante la fase que se inicia de dos a seis semanas hasta la inoculación oral.
La trasmisión se produce de forma oral-fecal.
HEPATITIS B
La hepatitis B sigue siendo una de las principales afecciones no superadas a las que se enfrenta la humanidad. El VHB tiene un periodo de incubación de dos a seis semanas. Durante este tiempo se encuentra en el torrente circulatorio y pueden fijarse a receptores alterados de la membrana celular, lo que también puede ayudar al virus a penetrar en la célula.
Parece ser que las células hepáticas son destruidas no por el ataque vírico, sino por la respuesta inmune al ataque de las células T citotóxicas en las células hepáticas que presentan antígenos víricos en su superficie.
HEPATITIS C
Se observó que la hepatitis C no estaba provocada por el virus de la A o la B por eso se buscó el virus y se identificó el virus de la hepatitis C y por ello se la llamó también Hepatitis no A no B.   La trasmisión puede ser por dos vías: percutánea y sexual.
Las complicaciones son dos: VHC aguda (el periodo de incubación es de 15 días a 6 meses. El 70% de los casos son asintomáticos), VHC crónica (es una enfermedad de curso clínico silente. Muchas veces se diagnostica debido a la elevación de transaminasas en analíticas  rutinarias. Al ser crónica no tiene curación por lo que la vacunación no resulta efectiva.


Bibliografía 8

Bibliografía 8


Smeltzer S.C, Bare B,G. Valoración y tratamientos de pacientes con trastornos pancreáticos y biliares. En: Enfermería médico-quirúrgica. 10ª ed. vol 1. México: Mc Graw-Hill interamericana; 2005. p. 1248-1253.

Valoración y tratamiento de pacientes con trastornos pancreáticos y biliares. Pancreatitis Aguda.

La pancreatitis varía de un trastorno leve y autolimitante a una enfermedad rápidamente letal que no responde a ningún tratamiento.


  • Pancreatitis Aguda Leve: se caracteriza por el edema o inflamación confinados al páncreas,la difusión orgánica es mínima y el retorno a la normalidad suele ocurrir en seis meses.
  • Pancreatitis Aguda Grave: se caracteriza por una digestión enzimática  más extensa y completa de la glándula.El tejido se vuelve necrótico y el daño se extiende a los tejidos retroperineales, las complicaciones locales consisten en quistes o abscesos pancreáticos y acumulación aguda de líquido en el páncreas o cerca de él.Esta pancreatitis afecta a personas de todas las edades,sin embargo la mortalidad por este tipo de pancreatitis aumenta con el envejecimiento.En el 60 u 80% de los casos de pancreatitis aguda, las causas más frecuentes son los cálculos biliares y el abuso de alcohol. Esta afección es frecuente en los pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).También se ha observado la aparición de este trastorno en el periodo postoperatorio tras la cirugía abdominal y torácica, y en personas con excesivos niveles de grasa en la sangre (hiperlipemia).Otras causas menos frecuentes de pancreatitis son el consumo de ciertos medicamentos, traumatismos o causas genéticas.Entre los principales síntomas de la pancreatitis agudase encuentra el dolor abdominal intenso, que irradia hacia los hombros y la espalda en forma de cinturón; la presencia de vómitos, fiebre y, en algunos casos, derrame pleural, con dificultad para respirar.Si el cuadro se agrava, pueden aparecer otros síntomas como disminución de la tensión arterial, insuficiencia respiratoria, renal, o cardiaca, alteraciones mentales, etcétera.El diagnóstico de la pancreatitis aguda se puede establecer en base al cuadro clínico descrito por el paciente, y se confirma por el aumento de las concentraciones de la enzima amilasa en la sangre. La tomografía computarizada potenciada con contraste (CPRE) es la mejor prueba no invasiva para demostrar los cambios en la forma del páncreas que se asocian con esta enfermedad. Un paciente con pancreatitis aguda debe ser hospitalizado, ya que es necesario controlar su evolución. El tratamiento de la pancreatitis aguda se basa en la administración intensiva de líquidos intravenosos y la suspensión de la ingesta oral para dar reposo al páncreas.Es necesario el empleo de analgésicos para controlar el dolor intenso de la región abdominal, y se puede colocar aspiración nasogástrica si el paciente presenta náuseas o vómitos.



Smeltzer Suzanne ,Bare Brenda. Tratamiento de pacientes con trastornos bucales y esofágicos. Brunner & Suddarth's Textbook of Medical-Surgical Nursing. Vol II. 10ª ed. México D.F. McGraw-Hill Interamericana; 2010. p. 1058-1083


Aclasia: Es una peristalsis ineficaz o ausente en la parte distal del esófago que se acompaña de la insuficiencia del esfínter esofágico inferior para relajarse en respuesta a la deglución. La acalasia progresa de manera muy lenta y suele aparecer en personas mayores de 40 años.
El síntoma principal de la acalasia es la difícil deglución del liquidos y solidos. El paciente tiene la sensación de que el alimento se queda almacenado o parado en la parte inferior del esófago, suelen ser frecuentes la regurgitaciones, ya sean espontaneas o inducidas por el propio paciente para aliviar la molestia producida en esa zona del esófago. Puede estar relacionado con los alimentos que ingerimos, pero a veces no tiene nada que ver. La acalasia se interviene quirúrgicamente mediante una esofagomiotomia, ya sea con miotomia completa del esfínter esofágico inferior y un procedimiento antirreflujo o sin este procedimiento.
Hernia de hiato: En la hernia de hiato el orificio del diafragma por el que pasa el esófago esta agrandado y la parte superior del estómago tiende a penetrar en el extremo inferior del tórax. Hay dos tipo de hernia de hiato, las axiales y las paraesofagicas. Las axiales son de tipo I, o hiatales por deslizamiento ocurren en la parte superior del estómago y en la unión gastroesofágica. La hernia paraesofagica es la que parte del estómago se va herniando a través del hiato diafragmático sin que se presente movimiento de la unión gastroesofágica, esta puede ser tipo II, III o IV según el grado de herniación.
Las manifestaciones de la hernia axial, suelen ser pirosis, regurgitación y disfagia y suele estar muy relacionada con el reflujo, aunque en el 50% de los casos no hay síntomas. Con frecuencia en la hernia paraesofagica el sujeto experimenta una sensación de plenitud después de las comidas o no presenta síntomas. Aunque en cualquier tipo de hernia pueden producirse complicaciones como hemorragias, obstrucciones o estrangulamientos.


ea C. Tratamiento de enfermería posopertorio. En: McGraw-Hill Interamericana Editores, S.A. Enfermería Medicoquirúrgica. Vol I. 10º ed. México, D.F.: McGraw Hill; 2007. p. 487-513.

El dolor postoperatorio o dolor postquirúrgico es aquél que aparece como consecuencia del acto quirúrgico . Este dolor aparece al inicio de la intervención y finaliza con la curación de la patología quirúrgica que lo ha generado.
- Se caracteriza por ser agudo, predecible y autolimitado en el tiempo. Es básicamente un dolor de tipo cinoceptivo, asociado con reacciones vegetativas, psicológicas, emocionales y conductuales. Si no se trata adecuadamente, puede cronificarse.

El dolor postoperatorio es un dolor agudo que aparece como consecuencia del acto quirúrgico. Desde el punto de vista fisiopatológico, se genera por las manipulaciones propias del acto quirúrgico - tracciones y secciones de tejidos- y la liberación de sustancias algógenas capaces de activar y/o sensibilizar los receptores encargados de procesar la sensación nociceptiva .
- Su control es esencial pues su alivio no es sólo un acto de compasión humana sino necesario por asociarse a una disminución de la incidencia de complicaciones postoperatorias. En este sentido, se ha descrito que determinadas técnicas analgésicas -como los bloqueos nerviososs perimedulares- se asocian a una menor morbimortalidad. Asimismo, una adecuada analgesia proporciona otros beneficios como un menor deterioro cognitivo en el período postoperatorio y un menor riesgo de aparición de cuadros de dolor quirúrgico. Por otra parte, gracias a la consecución de una analgesia eficaz se pueden realizar procesos de rehabilitación activos que contribuyen a mejorar el pronóstico de cirugías como la traumatológica. El resultado global es una mejor calidad asistencial y un menor coste hospitalario. (más información en beneficios de la analgesia postoperatoria ).